26 de abril de 2024

Transmitir una actitud positiva a nuestros hijos

La mayoría de las personas actuamos y reaccionamos a nuestro ambiente con base en patrones inconscientes adquiridos durante la infancia. Casi sin darnos cuenta, esas tendencias de pensamiento nos limitan o nos expanden. Por eso, es importante ayudar a tus hijos a desarrollar una actitud positiva. Esta inclinación hacia el pensamiento positivo o negativo comienza a anclarse muy pronto en nuestra psique, y comienza a dirigir nuestra percepción de los acontecimientos que nos rodean. Debemos, por tanto, comenzar cuanto antes a entrenar la mente de nuestros pequeños hacia el gran regalo que es una actitud positiva.

Desde hace tiempo, las corrientes cognitivas de la psicología vienen postulando que cada uno de nosotros interpretamos la realidad a través de un filtro propio compuesto por nuestras creencias. Es decir, entre lo que realmente ocurre y lo que yo percibo hay un espacio en el que nuestra mente opera. Para la mayoría de nosotros, ese proceso de filtrado pasa inadvertido y simplemente damos por sentado que lo que yo percibo es la realidad, y que esta es la única realidad posible. En cambio, si somos capaces de tomar consciencia de ese proceso, entenderemos por qué algunas personas ven la vida en rosa y otras en gris oscuro. En conclusión: no tenés la capacidad de controlar por completo lo que va sucediendo en tu vida, pero sí tenés el poder absoluto de decidir cómo reaccionar ante ello.

Si invertís tiempo y esfuerzo en ayudar a tu hijo a desarrollar una visión positiva, le estarás dando un regalo que le acompañará toda su vida. Tener una actitud positiva refuerza nuestra autoestima, la percepción de nuestro poder interno para hacer frente a los desafíos. Una persona positiva sabe que en él se encuentra su propia fuente de estabilidad y felicidad, y que posee independencia emocional. Por ende, no siente la necesidad de agradar, complacer o buscar la aprobación externa. Alguien con esta visión tiene claro que el éxito depende solo de sí mismo y tiene confianza para perseguirlo. Además, es capaz de responsabilizarse de sus acciones y de sacar un aprendizaje de cada situación adversa.

El entorno en el que nos desenvolvemos ejerce una potente influencia sobre nuestra mentalidad. Crecer con un ambiente enrarecido en casa, rodeados de energía negativa, hará que dicha situación nos resulte familiar y la internalicemos como propia e, incluso, que la busquemos de forma inconsciente, pues es a lo que estamos acostumbrados. Estar expuestos a personas críticas que han hecho de la queja su modo de vida bajará nuestro estado de ánimo e incluso puede generarnos ansiedad. Igualmente ocurrirá con aquellas personas que tratan continuamente de minarnos la moral y limitarnos. Es importante mantener a nuestros hijos alejados de personas y ambientes tóxicos, y proporcionarles entornos lo más positivos y enriquecedores posible.

Cómo ayudar a nuestros hijos a tener una actitud positiva

  • Que desarrollen un diálogo interno saludable. Acostumbrálos a decirse a sí mismos: «soy capaz, puedo mejorar, puedo lograrlo»
  • Ser un modelo de positividad y optimismo. Tratá de mostrarte como alguien alegre, estable y con confianza en sí mismo y en la vida.
  • Transmitir el valor de las emociones negativas. Ayudálos a saber identificarlas, sentirlas y escuchar su mensaje. Así como a saber trascenderlas, sacando un aprendizaje, en lugar de estancarse en ellas.
  • Entrenarlos para que sean su propio centro, para que recuerden buscar el equilibrio y la felicidad en sí mismos y no en opiniones ajenas.
  • Explicarles que es sano y aceptable alejarse de ambientes y personas tóxicas. Y que en caso de que deban convivir con ellas, deben contar con un escudo mental de protección para que esa negatividad no penetre en ellos.
  • Inculcarles la importancia del autocuidado. De los hábitos saludables tales como una buena alimentación, el ejercicio físico frecuente y el contacto con la naturaleza. Realza la introspección como una forma beneficiosa de escucharse y conocerse, y el contacto con los demás como un modo de enriquecerse y compartir.
  • Recordarles que la vida siempre tiene cosas buenas: de personas que los quieren, de oportunidades para disfrutar. Y, que los malos tiempos, siempre sirven para fortalecernos y redescubrir cuánto amor y apoyo tenemos a nuestro alrededor.