19 de abril de 2024

Factores que condicionan el rendimiento escolar

Las calificaciones y la eficacia escolar de los niños se ven afectadas por muchos elementos, tanto personales como externos. Que a un niño le vaya bien o mal en el colegio puede depender de muchas cosas. Normalmente, cuando las calificiones no son las esperadas, se tiende a echar toda la culpa sobre él. Sin embargo, la educación es un proceso en el que intervienen muchos actores y circunstancias. Entre los factores que condicionan el rendimiento escolar podemos encontrar aquellos inherentes al niño, como su personalidad, la capacidad intelectual, el modo de crianza y la voluntad que demuestre para cumplir con las actividades; y otros externos, como el nivel socioeconómico, la capacidad del maestro o la infraestructura escolar.

Principales factores

  1. Madurez del niño: al comenzar el periodo escolar obligatorio, hay niños que se encuentran más preparados que otros para afrontarlo. Esto se debe a cuestiones de desarrollo propios de cada persona. Con el tiempo, el niño se acostumbrará al nuevo ambiente y se ajustará al ritmo de las exigencias.
  2. Personalidad y Estado emocional: los niños cuya estabilidad emocional es mayor demuestran mejores rendimientos en la escuela y se adaptan mejor a su entorno. Estos se comportan de manera parsimoniosa, respetable y amable. Aquellos con signos de ansiedad, agresividad o depresión tienen mayores dificultades para conseguir buenos resultados.
  3. Los padres: los hijos reflejarán el ejemplo que sus padres les hayan mostrado a lo largo de su vida. Si han observado conductas responsables y persistentes, es muy probable que las emulen. La preparación previa al comienzo de una nueva etapa escolar también es una herramienta potente que los padres pueden brindar a sus hijos. No lo es, en cambio, el autoritarismo.
  4. Los maestros: la buena relación, el respeto y la capacidad de los educadores de transmitir los conocimientos son claves para el buen rendimiento educativo. Como padre, evita hacer comentarios negativos del maestro frente a tu hijo, ya que podrías fomentar la falta de respeto y la confusión entre sus dos figuras de autoridad más importantes: su madre y su maestro.

Factores secundarios

Las condiciones socioeconómicas en las que fueron y son criados. Lamentablemente, la desigualdad en el mundo se acrecienta cada vez más y esto repercute en el modo de vida de las personas. Los niños criados en ambientes con mayor contención y con mejores posibilidades de alimentación, descanso y aprendizaje obtienen mejores resultados en el colegio. De todos modos, vale la pena aclarar que esto no es irreversible. Gracias al esfuerzo de muchos padres que se sacrifican por el bienestar de sus hijos y la colaboración de diversas organizaciones no gubernamentales, muchos niños acceden a una mejor educación en los países más necesitados. Por otro lado, también juega su rol el nivel del sistema educativo de una comunidad, región o país, así como las herramientas pedagógicas que una institución posea. Cuanto más y mejores recursos posea un establecimiento educativo, la tarea de los educadores podrá ser desarrollada más eficientemente y los niños aprenderán más.

Cómo ayudar a un niño en el proceso educativo

  • Acompañarlos. Leer, hacer cálculos y ayudarlos con sus tareas serán de gran ayuda para que comprendan mejor los temas estudiados, siempre que tengan autonomía para hacer por su cuenta y equivocarse. Además, así establecerán rutinas responsables. También piensa en participar en eventos y actividades organizados por la escuela para que sientan tu apoyo en todo momento.
  • Incentivarlos sin presionar. Demuéstrale que confías en su capacidad y que esperas que dé lo mejor de sí, aunque sin que esto se transforme en una carga.
  • No castigarlos si les va mal. Si notas que se esfuerza y aún así no consigue los resultados esperados, no te enfades ni lo regañes. Háblale cálidamente y trata de ayudarlo a buscar una solución. Puedes acudir a clases de apoyo o estudiar con él para reforzar lo que haga falta.
  • No apelar constantemente a recompensas externas. Si bien alguna vez puede funcionar y está bien que obtenga un premio por su esfuerzo, no debe ser una costumbre. El niño debe comprender que el colegio es una de las primeras obligaciones en la vida y, como tal, hay que cumplirla por nuestro propio bien.

Es importante recordar que la vida del niño no debe girar en torno al estudio. Si lo llevamos a esto, puede pensar que solo nos importa que saque buenas notas y no sus emociones ni sus posibles dificultades. Hay que tomarlo como parte de su formación integral, dejando también lugar para los deportes, las tareas domésticas y las amistades.