por Se estima que 8 de cada 10 chicos en edad escolar tienen pediculosis. Es un mal endémico que requiere de un control regular y minucioso por parte de los padres para evitar contagios e infecciones.
Si bien es una lucha de todo el año, abril es la época del ciclo lectivo con mayores niveles de infestación, porque el calor y la humedad crean el clima propicio para estos parásitos. Es un problema epidemiológico mundial, que en su mayoría afecta a niños sin distinción de clases sociales. El control de la pediculosis requiere del compromiso de todos los papás, ya que las aulas son lugares ideales para la proliferación de este parásito. De nada sirve el esfuerzo y los controles individuales si las familias del resto de los compañeros no toman ninguna medida.
Si bien el piojo no salta como se suele creer, el contagio es muy simple: se produce por contacto directo de una persona infectada con otra. También puede darse por compartir peines, cepillos, colitas, fundas de almohadas, toallas y hebillas. Los tratamientos no sirven si no se toman medidas con esos objetos, en los cuales el parásito puede vivir hasta 48 horas. Si bien la molesta picazón es el síntoma más conocido de la pediculosis, ésta no es su peor consecuencia. No tratarlos deriva en que el rascado desesperado de los chicos les provoque microheridas en el cuero cabelludo lo que, a su vez, permite el ingreso de bacterias al organismo procedentes de la materia fecal del insecto, que pueden generar infecciones, irritación excesiva en el caso de las personas alérgicas, costras, supuración y la inflamación de los ganglios.
Se recomienda lavar todas las cosas que estén en contacto con la cabeza y, si es posible, dejarlas fuera de la casa a una temperatura ambiente baja durante un par de noches. Los piojos pueden vivir fuera del organismo humano sólo si se dan ciertos niveles de humedad, de entre el 70 y el 90 por ciento, y una temperatura de alrededor de 30 grados. Por lo tanto, si los elementos que están en contacto con la cabeza se dejan fuera del hogar durante la noche lo más probable es que no sobrevivan. También se sugiere lavar y planchar las sábanas en forma frecuente y, muy especialmente, las fundas de las almohadas para evitar volver a contagiarse luego de un tratamiento con pediculicida. Incluso, aquellas familias que tienen freezer lo pueden utilizar para colocar los objetos que están en contacto con la cabeza, ya que con las bajas temperaturas, el piojo muere.
Los piojos deben buscarse, sobre todo, detrás de las orejas y en la zona posterior de la cabeza. El mejor consejo es que las mamás se tomen un rato todos los días para revisar a los chicos. Así, tratarán de que entre al hogar el menor número posible de parásitos porque, en realidad, no existen tratamientos preventivos eficaces.
Lo conveniente es pasar el peine fino durante el baño diario con la ayuda de una crema de enjuague, para facilitar el deslizamiento, inmovilizar al piojo y atraparlo fácilmente. De todos modos, esto no sirve a la hora de desprender las liendres (que el piojo pone hasta 10 por día). Por lo tanto, se recomienda repetir el procedimiento, como mínimo, una vez por semana, cuando se supone que la liendre eclosiona y nace la larva, que constituye el primer estadio de este insecto.
Los pediatras insisten en los riesgos de colocar ciertos remedios para eliminar piojos y liendres. Aseguran que el uso de sustancias no aprobadas para tratar la pediculosis puede resultar altamente tóxico. Se han visto casos donde se utilizaron pulguicidas de uso veterinario, kerosene o insecticidas. Estas sustancias no solo carecen de efectos contra los piojos y liendres, sino que además pueden provocar intoxicaciones agudas, trastornos crónicos de orden neurológico, reproductivo e inmunológico. Si se van a usar pediculicidas, se recomienda consultar con el pediatra o el dermatólogo antes de optar por alguno en particular. No deben utilizarse en niños menores de un año.
Recomendaciones para prevenir y controlar el contagio
- – Efectuar el tratamiento al menos una vez por semana.
- – Usar el pelo corto o recogido.
- – Lavarse la cabeza con la mayor frecuencia posible.
- – Revisar diariamente el cabello y el cuero cabelludo.
- – En caso de contagio, avisar en los lugares de concurrencia habitual (escuela, jardines, oficinas) para controlar el foco.
