La inteligencia emocional influye decisivamente en nuestra vida. Educar correctamente a un hijo en inteligencia emocional puede aportarle beneficios futuros en muchos ámbitos de su vida: bienestar personal, ámbito académico, trabajo, relaciones interpersonales, etc. La capacidad manejar los sentimientos propios y de otras personas es la base de la inteligencia emocional, una herramienta importante que se puede aprender desde pequeño. Siempre se había pensado que el Cociente Intelectual (CI) era un predictor de éxito en la vida, pero los estudios han demostrado que las capacidades y habilidades necesarias para tener una vida exitosa son otras, y el CI solo, no puede predecir el desarrollo personal correcto.

Las personas con una habilidad alta en inteligencia emocional son más felices, más creativas, toman mejores decisiones, son espontáneas y conocen y expresan mejor sus propias emociones. 

Cómo reforzar la inteligencia emcional en los chicos

  • Reconocer la perspectiva del niño y empatizar con él : aunque a que a veces no podamos hacer nada para que nuestro hijo no se sienta triste un día, sí podemos empatizar con él. Ser entendido ayuda a los seres humanos a aceptar las emociones negativas. Si la respuesta emocional del chico nos parece desproporcionada respecto a la situación, hay que comprender que cada uno vive la vida a su manera y, en muchas ocasiones, es necesario experimentar el dolor para seguir creciendo. Pero empatizar no significa que tengamos que estar de acuerdo, sino que significa que entendemos su punto de vista. Sentir que alguien entiende nuestro punto de vista puede ayudarnos a pasar el mal momento en vez de quedarnos anclados en una experiencia negativa. Los niños aprenden la empatía a través de la experiencia, y los adultos podemos ser un buen modelo para ellos. Hay que enseñarles a empatizar y hacerles saber que comprendemos su punto de vista.
  • Escucharlo activamente: la escucha activa se trata de escuchar a los niños intentando comprender lo que nos dicen y lo que sienten. Es decir, se atiende primero el componente emocional (sentimientos, emociones, sensaciones, etc) antes que el racional (ideas, creencias, conocimientos, etc). hay que prestar atención a lo que el niño/a nos está intentando decir cuando nos confiesa sus pensamientos y emociones, y después, hacerle saber que lo hemos entendido. Después, podemos usar ejemplos de nuestra propia vida para demostrarle que lo entendemos. Esto puede ayudarlo a entender que todos sentimos emociones placenteras y emociones dolorosas.
  • Enseñarle a resolver problemas: ya que las emociones son mensajes con un significado, enseñarle a nuestro hijo a entenderlas, sentirlas y tolerarlas sin necesidad de actuar sobre ellas, reduce su intensidad. Una vez que se han aceptado, ya puede pasar a la resolución de problemas. Cuando las emociones se aceptan, su nivel de intensidad desciende y la mente está en mejores condiciones para resolver problemas. Hay que enseñarle a ser paciente, a entender y regular sus propias emociones. De esta manera, mejorará su autocontrol emocional. Los estudios en este campo han demostrado que la empatía no es suficiente para enseñarle a manejar sus propias emociones, porque para el control emocional es necesario dominar otras habilidades de la inteligencia emocional. El chico debe aprender a identificar, etiquetar, entender y regular las emociones, porque así logrará favorecer el empoderamiento en su vida, y le daremos la oportunidad de resolver los problemas que puedan ir surgiendo en su día a día.

  • Dejar que se exprese: aceptar las emociones del niño/a en vez de minimizarlas o rechazarlas,. Caso contrario, le damos el mensaje de que algunas emociones son inaceptables y vergonzosas. No aprobar ni validar sus emociones negativas (por ejemplo, su rabia, ira o bronca) no va a provocar que deje de sentir esas emociones, y puede causarle represión emocional. La represión de las emociones causa que éstas no desaparezcan, porque tienen necesidad de expresarse, incluso sin control. En vez de eso, hay que enseñarle la gran variedad de emociones que existen y ayudarlo a aceptar que son parte de la condición humana. Eso no quiere decir que para vivir en armonía con otros individuos es necesario controlar algunas emociones (controlar es conocer el sentido de la emoción). Si aceptamos sus emociones, le enseñas que la vida emocional no es peligrosa, sino que es universal y manejable. Esto es beneficioso ya que le ayuda a aceptarse a sí mismo tal y como es.
  • Jugar ser emocionalmente inteligente: a través del juego los niños aprenden habilidades, y éste es un elemento básico en la vida de un chico. Además de divertido, resulta necesario para su desarrollo. El juego puede aportarle muchos beneficios, no solamente nivel psicomotor, sino que puede ayudarle a comprender mejor sus emociones. Por lo tanto, el juego es útil para ayudar a experimentar emociones como la sorpresa, la expectación, la incertidumbre o alegría; y puede favorecer el desarrollo de la habilidad solución de conflictos emocionales (personales e interpersonales).