26 de abril de 2024

¿Por qué aumentaron los casos de adolescentes medicados?

Cada vez son más los adolescentes argentinos que están siendo medicados. Principalmente, consumen antidepresivos y ansiolíticos y, tanto especialistas como padres se muestran preocupados por este fenómeno que, va in crescendo. En la Argentina no hay cifras oficiales específicas para este sector de la población, pero según la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), en abril del 2015 -último dato disponible- se vendieron 14.680 cajas de antidepresivos más que en el mes anterior. La cantidad de prescripciones crece de manera constante. Hoy, en una guardia de un hospital general, el 40% de las consultas se relaciona con trastornos psiquiátricos. Este aumento es una tendencia a nivel mundial, lo raro de nuestro país es que tenemos mucha patología de primer mundo sin estar allí.

Las causas de este incremento no pueden solamente ser pensadas desde el campo de la salud mental sino que están determinadas por diversos tipos de factores sociales, políticos, económicos, culturales. No es lo mismo ser adolescente en una ciudad peligrosa, donde hay trata de personas o narcotráfico que serlo en una sociedad donde el menor puede salir a la calle sin miedo.

aumentaron los casos de adolescentes medicados

Los especialistas sostienen que para acceder a las causas que desencadenan la depresión en los adolescentes se debe realizar un análisis en conjunto, es decir, a través de un trabajo multidisciplinario que aborde cada cuestión desde su eje. Trastornos alimenticios, déficit de atención, consumo de sustancias y fobias sociales son las principales causas del aumento del consumo de antidepresivos en la población argentina menor de 18 años. La aceleración de la vida, las multitareas, la falta de tiempo para los encuentros humanos y las metas materiales altas llevan a que tanto menores como adultos tengan una sensación muy importante de aislamiento y soledad; siendo que paradójicamente vivimos en la era de la comunicación. Los adultos estamos muy ocupados con proyectos extra familiares y las casas se han vaciado bastante. La vida afectiva nutre, contiene, metaboliza. Ahora se ven muchos adolescentes en situación de soledad real. Todos estos son factores de riesgo que hacen que, al ocurrir un hecho puntual, se desencadene el cuadro. Siempre hay que pensar en la multicausalidad.

La mayoría de los especialistas coinciden en que medicar a un menor no es la solución contra el problema. Mientras algunos proponen probar con terapias previas, otros afirman que hay casos en los que sí se requiere la medicación sin importar la edad del paciente. Un adolescente tiene una situación caótica porque se peleó con una amiga y cuando se va a dormir parece que se le termina el mundo. Sin embargo, al otro día se levanta y se va al colegio como si nada hubiese pasado.

La adolescencia es inestable por sí misma, pero no por eso tienen que tomar antidepresivos. Aún así, cada vez son más los casos que no se solucionan con la terapia y ahí sí hay que recurrir a tratamiento psicofarmacológico. Es importante analizar cada cuadro sin caer en el reduccionismo ya que alrededor de la cuestión suelen haber muchas variables en juego. Nunca es lineal sino más bien multideterminado. Previo a recetar antidepresivos, más aún al hablar de menores, se debe tener en cuenta a cada individuo dentro de un todo, es decir, la vida personal en el marco de una historia social. A veces no queda otra alternativa. Cuando tenés un joven con trastornos de alimentación graves, con ideas suicidas y conductas autoagresivas, es necesario tomar medidas. Las alarmas suenan y es importante escucharlas a tiempo, porque no es que un día el chico se despertó y se quiso matar. A veces, existe también una barrera impuesta por los padres ya que son pocos los que se animan a enfrentar, tratar y compartir el problema.

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En la actualidad el campo de la depresión está directamente relacionado con el aumento de la tasa de suicidios en adolescentes y es ahí cuando se debe actuar de inmediato. Según un estudio del Ministerio de Salud de la Nación, las tasas de mortalidad por suicidio tienden a aumentar con la edad, pero en los últimos años se ha registrado en todo el mundo un aumento alarmante de comportamiento suicida entre los jóvenes de 15 a 25 años.

Frente a esta situación, los expertos coinciden en la necesidad de hacer un análisis en profundidad sobre en qué casos realmente hay que utilizar antidepresivos, cómo evitar el abandono de los tratamientos, cómo trabajar con los padres para lograr una adecuada administración de los medicamentos y cuál es el especialista indicado en cada caso para prescribirlos. Por lo tanto, cuando aparece un cuadro depresivo en menores lo primero que debería hacerse es un diagnóstico completo. Esto implica evaluar todas las variables en juego, no solamente lo biológico sino también lo intrapsíquico, la vincularidad y el entorno para, finalmente, realizar un abordaje total del caso. Los especialistas consultados afirman que estos temas deben ser tratados mediante estrategias psicosociales, es decir, teniendo en cuenta tanto el aspecto familiar como el grupal.

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En casos en que se recurra a la medicación, los tratamientos no suelen ser de carácter permanente. Es por ello que, una vez diagnosticado, se comienza con dosis mínimas hasta llegar a las apropiadas, se mantiene un tiempo (aproximadamente un año en los primeros tratamientos) y después se reduce hasta dejarlos por completo. Incluso, cada vez son más los especialistas que afirman que al tratar una neurosis leve o moderada en el menor se evita una neurosis grave en el adulto.

El adolescente necesita vivir en una sociedad segura que le permita jugar con la vida e ir probando para encontrarse a sí mismo. Necesita una sociedad que lo sostenga en la diferenciación donde pueda elegir quién ser y no ser atacado por eso. La sociedad debe garantizar que no sea usado, abusado o utilizado con fines comerciales ya que es una etapa muy especial. Los chicos se alejan de la familia y tienen que encontrar en el afuera una sociedad que los reciba y proteja.