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¿Qué sucede si tenemos infección urinaria en el embarazo?

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Estar embarazada no es sinómimo de “estar enferma” y la vida de una puede seguir transcurriendo con total normalidad (salvo que exista algun indicación médica o que el embarazo sea de riesgo). Sin embargo, es importante siempe estar atentas y antes cualquier sintoma que nos resulte extraño, no dudar en realizar una visita a nuestro médico ginecólogo u obstetra.

La infección en vías urinarias es la infección más frecuente durante el embarazo, ya que entre un 4 y 10% de las mujeres gestantes la padecen. Existen diferentes tipos de infecciones urinarias, ya que las vías urinarias comienzan desde los riñones hasta la uretra, pudiendo ocurrir la infección en cualquier parte de ellas. Una de ellas es la cistitis o infección de la vejiga, que suele ser común en mujeres que tienen entre 20 y 50 años y son sexualmente activas. Otra, que es más grave que una cistitis, es la infección en los riñones, también llamada pielonefritis. También, hay un tercer tipo de infección llamada bacteriuria asintomática, en la que no se presentan síntomas. Si no se trata,  puede aumentar el riesgo de una infección en los riñones, ocasionando parto prematuro, bajo peso al nacer o incluso mortalidad perinatal.

Durante el embarazo aumenta la posibilidad de padecer una infección de orina debido a diversos factores:

  • El alto nivel de la hormona progesterona relaja el tono muscular de los uréteres, los tubos que comunican riñones y vejigas, haciendo que el flujo de orina sea más lento.
  • La vejiga pierde tono muscular durante el embarazo, por lo que es más difícil vaciarla por completo cuando vas al baño, lo que te puede hacer propensa al reflujo, que es cuando la orina vuelva a subir hacia los riñones.

Por consecuencia, la orina tarda más tiempo en recorrer las vías urinarias y salir, lo que puede ocasionar que las bacterias se multipliquen y provoquen una infección.

Es normal que el médico nos vaya solitando análisis de sangre o de orina cada 3 meses. Suelen pedirlo para asegurarse de que no tengamos una infección en las vías urinarias, ya que si no se atiende debidamente, pueden tener sus consecuencias.

¿Cuáles son los síntomas?

Aunque como en todo lo relacionado con el embarazo, los síntomas pueden variar en cada mujer y también varían de acuerdo a la infección. En el caso de una cistitis o infección en la vejiga, los síntomas más recurrentes son los siguientes:

  • Dolor, molestia o ardor al orinar.
  • Dolor o ardor durante las relaciones sexuales.
  • Molestia pélvica o dolor en la parte inferior del vientre.
  • Necesidad muy frecuente o incontrolable por orinar, incluso cuando hay poca orina en la vejiga.
  • Orina turbia o con mal olor. También, podría presentarse sangre en la orina.

En el caso de una infección en los riñones los síntomas incluyen:

  • Fiebre alta, que puede ser acompañada con escalofríos, temblores o sudores.
  • Dolor en la parte baja de la espalda o en el costado debajo de las costillas. Puede ser en uno o ambos lado, o también en el abdomen.
  • Náuseas y vómitos.

También, pueden aparecer los síntomas de la infección en la vejiga. Es importante mencionar que de padecer algunos de los síntomas de infección en los riñones se debe buscar atención médica de manera inmediata.

Tratamiento

Lo habitual para tratar una infección en vías urinarias son los antibióticos orales, por lo que debemos seguir al pie d ela letra las indicaciones del médico y completar el tratamiento, para asegurarse de que hayamos eliminado todas las bacterias. En el caso de la infección en los riñones, es probable que nos ingresen en el hospital para mantenernos en observación porque este tipo de infección aumenta la posibilidad de tener un parto prematuro.

¿Cómo podemos prevenirla?

Aunque no hay una manera de prevenir al 100% una infección en vías urinarias, sí podemos reducir la probabilidad de contraer una , siguiendo ciertas recomendaciones:

  • Beber mucha agua. Aunque seguramente en el embarazo vayamos al baño con mucha mayor frecuencia que antes, es muy importante no privarse de tomar agua. El aumento de líquidos contribuye a aumentar la cantidad de orina, lo que ayuda a depurar el cuerpo de toxinas.
  • No aguantar las ganas de orinar. Ir al baño seguido es importante, y debemos asegurarnos de vaciar completamente la vejiga al hacerlo.
  • Cuidar la higiene intima: es importante mantener siempre limpia el área genital con jabón suave y agua, evitar los productos de higiene femenina y los jabones fuertes ya que éstos podrían irritar la uretra y los genitales, convirtiéndolos en un lugar ideal para el cultivo de las bacterias. Las duchas vaginales nunca son aconsejables y menos durante el embarazo.
  • Limpiar el área genital antes y después de tener relaciones sexuales.
  • Ingerir arándono rojo: según investigaciones y diversos estudios, la ingesta del arándano rojo puede reducir los episodios de infecciones de orina a la mitad, por lo que se recomienda su uso para tratar las infecciones de orina recurrentes, ya que potencia la capacidad diurética del organismo.