19 de abril de 2024

La importancia del control anual con el pediatra

La revisión anual al pediatra es un examen de bienestar en el que se examina al niño para asegurar que se desarrolla de manera adecuada y según lo programado. Normalmente, estos controles comienzan tan pronto como nace el niño y continúan hasta al menos los 18 años de edad. Las visitas al médico ayudan a prevenir enfermedades y evitar que los pequeños problemas de salud se conviertan en graves a mediano y largo plazo.

Los controles anuales son cruciales para ayudar al niño a llevar una vida saludable y feliz, ya que incluyen un control físico completo. Durante la visita, se medirá y controlará la altura y el peso del pequeño, además de comparar los promedios con su grupo de edad. Asimismo, se trata de una perfecta oportunidad para recibir vacunas que le permitan protegerse contra enfermedades y asegurar que no haya deficiencias en el desarrollo. Por otro lado, los exámenes regulares ayudan a los médicos a comprender qué es lo normal para el niño; de este modo, las enfermedades se pueden diagnosticar fácilmente y con antelación.

Además del examen físico, en el que el médico examina el cuerpo del pequeño, cada revisión anual al pediatra debe incluir:

  • Control de los signos vitales: esto es necesario para determinar si el niño está bien; estos datos ayudarán al médico a diagnosticar posibles problemas durante la cita.
  • Mediciones: El niño será pesado y medido durante la cita para determinar su índice de masa corporal. Estas mediciones se usan para determinar si el niño tiene una estatura y un peso saludables, además de comprobar si sigue una curva de crecimiento normal.
  • Examen físico de pies a cabeza: El pediatra llevará a cabo un examen exhaustivo para verificar si existe algún tipo de problema físico. En este control, se examinarán los oídos, el corazón, los pulmones, la piel y los ojos del niño.
  • Vacunas: una de las acciones preventivas más importantes que se practicarán durante el control de bienestar del niño son las vacunas. Son esenciales para proteger al pequeño de una larga lista de enfermedades infantiles graves, incluidas las paperas, el sarampión y muchas otras.
  • Evaluaciones de comportamiento: En la niñez, el cerebro y el cuerpos del niño están en constante cambio. Por eso, durante la visita anual al pediatra se asegurarán de que la salud mental del niño esté en buen camino.
  • Pruebas de audición: son básicas en este tipo de controles. El médico emitirá sonidos y evaluará cómo responden el cerebro y los oídos del pequeño. También, es muy factible que nos de una orden para una audiometría.
  • Exámenes de la vista: el pediatra aprovechará la visita para detectar si el niño tiene problemas en la vista. A medida que el niño vaya creciendo, será necesario que lea una tabla optométrica y que también visite a un oftalmólogo/a pediátrico.

Todos los niños deben someterse a una revisión anual al pediatra, momento en el cual las madres pueden formular sus consultas, revisar el historial médico familiar y recibir información de seguridad apropiada a la edad del pequeño. Si el niño se está desarrollando con retraso, la revisión anual al pediatra podrá identificar cualquier posible problema de manera prematura para prevenir complicaciones. Debemos tener en consideración que algunos trastornos no tienen síntomas obvios y solo pueden ser detectados por un médico. En definitiva, los controles anuales sirven para que los padres tengan los mejores recursos para cuidar a sus hijos, además de recibir las advertencias adecuadas para asegurar el bienestar de los pequeños. Recuerda que representan el momento idóneo para que los padres puedan discutir el crecimiento y desarrollo del niño con un profesional capacitado para ello.