29 marzo, 2024

Desarrollo y habilidades del niño a los 24 meses

A los 23 meses meses un bebé sigue desarrollando enormes progresos. Todo le interesa y aprende a pasos agigantados a través de la imitación. Poco a poco va entendiendo mejor el mundo que le rodea. Ya no somos para él una prolongación de sí mismo. Ha llegado el momento de reafirmar su personalidad y de interactuar con otros niños.

A esta edad, los niños son auténticos procesadores de información. Aprenden de todo lo que ven y aplican los nuevos conocimientos a lo que les interesa. Actúan por imitación: cantan a su muñeca o la peinan, simulan conducir un coche… etc. Su método favorito es el del ensayo y error. El pequeño nos observa mientras colocamos piezas geométricas en la caja con formas y él intenta hacer lo mismo por imitación. Si no lo logra, lo vuelve a intentar. Y volverá sobre ello hasta que lo consiga. ¡Qué satisfacción siente cuando por fin mete todas las figuras dentro! A partir de ese momento, repetirá el juego una y otra vez para adquirir destreza.

La imitación no sería posible sin la memoria. Hasta hace poco, el chiquito no era capaz de obedecer dos órdenes seguidas porque no las retenía en la cabeza. Pero su pensamiento es cada vez más complejo y maduro: ahora ya comprende bien lo que se le dice y maneja mejor el lenguaje. Ya es capaz de plantear preguntas simples que le ayudan a comprender el mundo que le rodea. El pequeño empieza a ser consciente de que las cosas existen aunque no las vea y es capaz de representarlas en su mente. A partir de ahí, puede crear un mundo imaginario que le ayudará a resolver tensiones y canalizar sus emociones.

Paralelamente a su desarrollo cognitivo, el pequeño va ampliando la capacidad de interactuar con los demás. Cada vez muestra mayor interés por jugar con otros niños. Si tiene hermanos mayores, enseguida copiará lo que hacen e intentará participar en sus actividades. En el parque, buscará jugar con otros niños de su edad, aunque los adultos que lo rodean siguen siendo sus compañeros de juego favoritos. A pesar de sus progresos en autonomía, el pequeño sigue necesitando la cercanía de sus padres. Quiere que le prestemos atención y lo aceptemos, aunque a veces también pueda «rechazarnos» porque es su manera de buscar el reafirmarse.