20 de abril de 2024

Cómo tener una buena conexión con nuestros hijos

Todos los padres anhelamos esos momentos de conexión con nuestros hijos que hacen que nuestros corazones se derritan. Como padre o madre, es fundamental conectar ellos. Además, es sabido que esta conexión es tan esencial tanto para nosotros como papás como para ellos/as. La conexión entre padres e hijos es la base para una crianza sólida, coherente, basada en el amor y en el respeto. Es también la razón por la que los hijos aceptan las reglas y consejos de sus padres. Los niños que se sienten fuertemente conectados a sus padres quieren cooperar con ellos, lo que les lleva a  confiar en ellos para saber qué es lo que más les conviene.

Sin embargo, a medida que los hijos crecen puede ser un poco más difícil establecer esa conexión. El entorno, el desarrollo de la propia personalidad y la búsqueda de sus propios intereses puede hacer tambalear relaciones poco sólidas. A algunos padres el miedo a no conseguirlo les paraliza, incluso cuando sus hijos son todavía pequeños.

¿Qué podemos hacer para conectar más y mejor con nuestros hijos?

La forma más sencilla de conectar es hablar con ellos. Así de simple. La clave es no olvidar que la comunicación es una vía de doble sentido, en la que dos personas intercambian información. Mientras una habla la otra escucha y luego se intercambian los papeles para crear retroalimentación. ¿Sentís que tus hijos no te escuchan? hay que preguntarse, entonces,  si nosotros los escuchamos a ellos, si los dejamos hablar cuando eran más pequeños, si sentimos un genuino y auténtico interés por lo que tienen que decir y contarnos, si les dejamos libertad para expresarse. Si no lo hacemos, hay que arrancar por acá, predicando con el ejemplo. No debemos reclamarles aquello que no les brindamos.

Además de escucharlos, tenemos que ser capaces de recordar lo que dicen. No se trata de dejarles hablar, sino de escuchar con interés e invitarles a seguir hablando preguntándoles sobre lo que acaba de decir. Es importante que tu hijo sepa que te importa lo que dice, que te preocupas por lo que le pasa, aunque lo que te está contando te parezca lo más absurdo y simple del mundo.

A veces, hablar no funciona para todos los niños. Es posible que nuestro hijo se haya puesto a la defensiva y no se de cuenta de que nuestro deseo es ayudarlo/a. En este caso, una buena idea puede ser pensar en hacer algo más juntos. Pero no cualquier cosa, sino algo por lo que nuestro hijo muestre un verdadero interés. En general, mostrar interés por lo que nuestro hijo se sienta motivado nos permitirá tener una vía de conexión alternativa y lo mantendremos a nuestro lado. No solo se trata de respetar sus gustos, sino de intentar compartirlos, conocerlos. Dale la oportunidad de que desate su pasión por algo contigo, aunque a ti no te guste o no te parezca bien.

Si como padre no estás dispuesto a mostrarle quién sos y a compartir con él tus pasiones, no podés pretender que él haga lo mismo. No hay que poner como excusa que necesitamos tiempo para nosotros, que ese es nuestro espacio personal. Llegará un día en que tu hijo también necesite su espacio y su tiempo y no querrá compartirlo contigo. Si no le dejás entrar, no esperes que él te deje entrar en el futuro o que te hable sobre ello, no hay que reclamar que fue a buscar fuera lo que no encontró dentro.

Hacer sentir culpables a los chicos por no querer estar con nosotros es una estrategia cobarde para controlarlos y dominarlos. Con la culpabilidad solo conseguiremos una conexión aparente y que nuestro hijo finja lo que le pedimos. Además, les estaremos diciendo que generar culpa puede ser un medio válido para conseguir un fin.