20 de abril de 2024

El stress puede llegar a alterar el genoma de los niños

Constantemente, en ese mundo que vivimos, son miles las personas que soportan vivir y “sobrevivir” bajo los nocivos efectos del estrés. De hecho, la verdad es que estamos tan acostumbrados a esa sensación de adrenalina, que no nos damos cuenta de los efectos internos y sociales que implican.

Consecuencias sintomáticas que provoca el stress: 

  • tensión involuntaria de los músculos, desencadenando dolores de cabeza, de estómago o de cuello
  • hiperventilación o ataques de pánico
  • inflamación de las arterias coronarias, desentonando en un paro cardiaco
  • ausencia o disminución en el deseo sexual
  • impotencia o pausa en la producción de espermatozoides o en el ciclo menstrual
  • mala absorción de nutrientes digestivos, provocando acidez, reflujo, nauseas, diarrea o constipación
  • debilitamiento de defensas del sistema inmunológico, convirtiéndonos en presas fáciles de diversas infecciones. 

Los niños que crecen bajo situaciones estresantes muestran telómeros más chicos. Los telómeros son regiones de ADN no codificante que se encuentra en los extremos de los cromosomas lineales; es decir, secuencias de nucleótidos que protegen la información en el cromosoma durante el proceso de su réplica. El autor de un serio estudio, Daniel Notterman, examinó a 40 niños durante nueve años. De acuerdo con él, al observar a los niños desde su nacimiento, se tuvo la oportunidad de adquirir datos de la vida familiar y personal que pudieran influir en su salud. Entonces, las muestras de ADN se compararon con su ambiente familiar. En el estudio se tomaron en cuenta algunos factores influyentes en el ambiente del hogar, como el ingreso económico, la estabilidad familiar, la educación de los padres, la salud mental y emocional de los padres, y la postura ante los límites comportamentales. 

Además de mostrar una correlación entre hogares en desventaja económica y un telómero más pequeño, los resultados indicaron que la variante genética en el telómero se debe a una alteración en los neurotransmisores serotoninérgicos y dopaminérgicos (elementos regulados por las experiencias ambientales). Razón por la cual, los individuos que han vivido en circunstancias estresantes, tienen telómeros más cortos; mientras que aquellos que viven en ambientes positivos, sus telómeros son los más largos.

¿Qué se debe hacer?

Existen alternativas que previenen los efectos del estrés cuando nos afecta física y emocionalmente. Hay personas que escogen descargar la adrenalina haciendo ejercicio; otras, realizando actividades recreativas como pintar o cocinar; incluso, se ha condecorado a la meditación como una herramienta efectiva en contra de la ansiedad. En caso del último punto, el objetivo es despejar la mente de todo pensamiento existente; es verdad que, cuando tratas de “no pensar”, siempre hay algo que brota e insiste en permanecer; sin embargo, con un poco de práctica, se notará que la meditación es una manera relajante de mantener a la mente tranquila y optimista ante la adversidad.

El stress puede afectar a nuestros hijos, quienes llegan a tener días malos. Hay varias sencillas acciones para ayudar a los niños a encarar los problemas de mente tranquila y con la mejor disposición de ánimo posible.

Algunas son:

  • Enseñarles a respirar profundamente
  • Que salten para disipar la energía de sobra
  • Jugar con juegos: de colores, en la cocina, utilizar juguetes de emergencia (aquellos que puedes utilizar sólo en momentos especiales, y los hacen sentir bien), jugar a las adivinanzas.
  • Jugar con animales
  • Vivir en cámara lenta
  • Disfruar mucho de la escuchar música
  • Leer y dibujar