19 de abril de 2024

¿Cuándo un niño debe hacerse la prueba de agudeza visual?

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Por extraño que parezca, nunca es demasiado pronto para examinar los ojos de los niños. No siempre resulta fácil detectar si un niño tiene problemas de visión. Los padres generalmente se dan cuenta de si su hijo está teniendo problemas al andar antes de detectar algún problema de visión. Los bebés y los niños pequeños no son capaces de detectar o comunicar su deficiencia. Hasta los niños mayores tienen dificultad en diferenciar lo nítido y lo borroso. Normalmente, los padres solo se dan cuenta si la agudeza del niño se ve reducida en un 60% o más. Sin embargo, cuanto antes se corrija la deficiencia en niños y niños pequeños, mejor y más eficaz será la corrección. Recuerde que la visión binocular solo se puede desarrollar por completo cuando la imagen en las retinas de los dos ojos tiene la misma nitidez. Al igual que aprender a caminar y hablar, los bebés y los niños pequeños aprenden a ver a través de la práctica constante. Solo que con la visión esto ocurre mucho antes, ya que nuestros pequeños comienzan su experiencia visual la primera vez que abren los ojos después de nacer.

Por eso los niños deberían tener su primera prueba de agudeza visual en sus primeros diez días de vida. Corregir los problemas de visión de forma temprana, cuando el ojo todavía no está formado por completo, es más eficaz que hacerlo más tarde. Y todavía hay más: determinadas deficiencias que no pueden corregirse después pueden minimizarse, o incluso evitarse totalmente, si se detectan y se tratan temprano.

En particular, los bebés prematuros suelen tener deficiencias visuales debido al tiempo reducido que pasan desarrollándose en la matriz materna. Por lo tanto, la agudeza visual debería comprobarse cuando el bebé todavía esté en la incubadora. Para los bebés y los niños pequeños, el examen se realizará utilizando un procedimiento objetivo llamado medición esquiascópica de agudeza visual. El médico coloca una gota de derivado de atropina en el ojo del niño. Esto dilata la pupila e imposibilita la acomodación (la acomodación es la habilidad del ojo para ajustarse con el fin de que los objetos que están a diferentes distancias aparezcan nítidos en la retina). Esto permite al doctor localizar con exactitud cualquier posible deficiencia visual. Se pueden prescribir anteojos o incluso lentes de contacto y adaptarse para los bebés prematuros y los niños pequeños. Ahora existen monturas especiales y lentes hasta para los rostros más pequeños, algunas incluso puede adaptarlas a medida el óptico.

Incluso después de esto, los padres deberían examinar regularmente la visión del niño, idealmente, una vez al año. Se recomienda observar a la vez los ojos de los niños y su comportamiento visual. Se debería consultar al oftalmólogo si se detectan cambios, como estrabismo, frotamiento constante de los ojos, falta de contacto visual, cataratas, parpadeo, y entre niños en edad escolar, necesidad de sostener el papel muy cerca cuando leen o escriben y copian incorrectamente del pizarrón.