Si bien las circunstancias en que se haya desarrollado la vida de cada chico condicionan bastante su manera de ser y su carácter, existen un conjunto de rasgos que son comunes en la preadolescencia. El carácter de un chico de 11 – 12 años ha alcanzado, por lo general, un considerable grado de equilibrio, como si se tratara de la madurez de su etapa infantil.

Características principales:

  • Ahora, presentará rasgos más definidos de afirmación de su personalidad, de curiosidad y de sociabilidad.
  • Es inquieto, investigador, movido. No puede estar quieto. Habla con una soltura y un ingenio que suele hacer gracia a los adultos. Se pide continuamente por qué de cada cosa. Escudriña los adultos, los estudia con mirada penetrante, hace radiografías de cada gesto, de cada reacción, de cada manera de hablar.
  • Le gusta explorar, investigar, descubrir, meterse donde no lo llaman. Tiene una ruidosa espontaneidad sin demasiado criterio que lo hace alternar fácilmente el ocurrente y simpático con el inoportuno o grosero.
  • Su vida emocional presenta fuertes contrastes. En poco tiempo, puede pasar de un espectacular enojo a una explosión de risa, y viceversa. Es voluble en su estado de ánimo. Puede estar gruñón e insoportable por la mañana y alegre y burlón por la tarde. Otras veces, alternará días buenos con días oscuros. El mal humor le puede aparecer en cualquier momento, pero no suele durar mucho: no es resentido.
  • Necesita hacerse escuchar. Es fácil verlo levantando la voz o buscando ansiosamente el protagonismo. Tiene, por naturaleza, el deseo de atraer la atención. No conviene hacerle demasiado caso si con ello dejamos de estar por los demás.
  • Es travieso e incansable. Ante sus travesuras no conviene ni ser demasiado rígidos ni dejarlas pasar sin más. Hay que saber encontrar un punto medio.
  • Es curioso, bastante extrovertido y charleta, incluso hasta  parece un poco ansioso. Le falta aún sentido de la medida y de los matices. A veces no entiende bien el alcance de sus actos; cuando alguien hace broma con él, es fácil que el chico termine faltándole al respeto.
  • A menudo se lleva mejor con quienes están fuera de la casa que con su familia. Esto demuestra que si quiere, sabe llevarse bien.
  • Se comporta con rebeldía, o que diga que él ya es grande y que puede hacer lo que quiera. Pero ante las dificultades, le gustará tener un adulto a su lado.

  • No es normal que busque el aislamiento. Más bien prefiere la compañía o tener gente alrededor, aunque a veces manifieste deseos de independencia. Interrumpe y molesta, pero también es muy alegre y risueño. Suele hacer el payaso y los adultos solemos reír con él.
  • Prefiere contradecir a responder. No lo hace por malicia, sino que forma parte de la consolidación de su carácter. Otras veces le gusta establecer cordiales intercambios de opiniones y profundizar en el conocimiento de todo.
  • A esta edad, ya ve a los adultos con otros ojos, de menos admiración y con más sentido crítico. Censura su comportamiento y sus palabras. Incluso hay un exceso de suspicacia para buscar defectos, cierto ánimo de llevar la contraria, cierta inclinación a insultar, a gritar, o responder groseramente. A pesar de este comportamiento, esto no significa que haya disminuido su afecto por nosotros.
  • Habitualmente, busca decir la verdad, pero si cree que ésta le puede traer problemas, puede comenzar a tener la costumbre de mentir. Para que esto no ocurra, no debemos ser demasiado rígidos, y le tenemos que agradecer su sinceridad.
  • Las chicas ya empezarán a interesarse por los chicos. Por el contrario, los chicos se interesan poco por las chicas, e incluso pueden decir que son cursis o aburridas. Es fácil verlos jugar con grupos separados de chicos y de chicas.
  • Cuando están en grupo suelen ser más traviesos, y hacen cosas que quizá no harían solos. Les gusta fastidiar a los grupitos del sexo contrario.
  • Con el paso del tiempo, comenzará a reclamar el derecho de tomar sus propias decisiones, y disfrutará haciéndolo. Esto lo hará más responsable.
  • Buscará tener una mayor libertad de sus padres. Tratará de parecer grande. Afirmará que ya no es un niño y querrá que no lo traten como tal. Todo ello forma parte del proceso de afirmación de su personalidad. No es un proceso uniforme, sino que se va haciendo a empujones. Los padres y educadores debemos saber ser pacientes, dar cuerda cuando hace falta, y recortarla cuando es necesario.
  • Suele ser muy entusiasta. Se apasiona por una comida que le apetece, por un amigo que le ha caído bien, por una película o por un capricho. Se sumerge en lo que le interesa. Le gusta el debate y la discusión, ejercer su inteligencia y hacer demostraciones de memoria o ingenio. Es un buen momento para fomentar la afición a la lectura.
  • Tendrásorprendentes iniciativas, las cuales buscará llevar adelante de manera inmediata, ya que suele tener una buena dosis de confianza y seguridad en sí mismo.
  • Aún no entiende bien las ideas abstractas. Es mejor hablarle con un lenguaje concreto, y utilizar imágenes y ejemplos.
  • Comienza a comprender las emociones de los demás, y es sensible a los sentimientos ajenos. Tiene curiosidad por saber cómo son los otros niños. Se pide a menudo si él es extraño o diferente.
  • Espera que los adultos brinden seguridad y coherencia, decisiones sabias y maduras.
  • Acepta la autoridad y la disciplina que sean justas.
  • No es tan miedoso como antes, pero puede tener miedo de quedarse solo en la oscuridad, o de estar en el bosque sin la compañía de un adulto. O lo puede afectar la visión de una película de terror, que le hará surgir nuevos temores. Esto contrasta con que no tenga ningún miedo a la velocidad o al riesgo físico, normalmente por falta de experiencia. Si sufre caídas o accidentes eso le hará volver más prudente.
  • Le preocupa su manera de vestir, y quiere en estar a la moda. Si ha visto a algún amigo o a un referente llevando unos determinados jeans, zapatillas o remera, no quiere otra cosa. Termina entendiendo mucho de marcas deportivas de calidad.
  • Puede costarle ponerse a hacer sus tareas. Sabe que al final tendrá que hacer las cosas, pero a menudo necesita del empuje inicial para decidirse, o de un pequeño sermón nuestro que le haga sentir culpable. Sin embargo, va perdiendo la resistencia a trabajar que mostraba cuando era más pequeño. Reconoce sus deberes y normalmente no se opone a cumplir con sus obligaciones. Quizás no lo hará por propia iniciativa, y hará falta que nosotros le recordamos, pero muestra buena voluntad. Lo que pasa es que lo quiere terminar todo en un minuto. En general, se muestra más responsable si nosotros no le estamos encima.
  • Se toma las críticas muy en serio, aunque no siempre conseguimos con ello que cambie de conducta.
  • Es sincero respecto de las cosas que no le gustan. Si siente que se le trata injustamente, no tendrá miedo de protestar.

  • Todavía puede tener algunos comportamientos infantiles: peleas, persecuciones, ocultar las cosas a un compañero, tirar cosas a otro niño, hacer enojar a los hermanos/as menores, etc. y, disfrutará con estas cosas.
  • Usualmente, las chicas son más desenvueltas que los chicos para conseguir cosas de los adultos. Los chicos pueden ser un poco bruscos. Las chicas son más diplomáticas, saben ser más cariñosas, reconocen mejor los sentimientos de los demás, y saben encontrar el momento oportuno para pedir algo o conseguir un permiso.
  • Es fácil que admiren e incluso idealicen a un hermano mayor, de 15 o 18 años. Normalmente este hermano se muestra más atento y comprensivo con él que sus propios padres. De esta manera este hermano puede tener una gran influencia en él y en su educación.
  • Suele exigir de sus padres y maestros capacidad de liderazgo, autoridad, justicia y comprensión.
  • Da gran importancia al grupo. Se añadirá a las cosas que el grupo haga, incluso a las malas. Cuando están en grupo, son capaces de martirizar un compañero o de burlarse de un profesor ante sí.
  • Si ven a su maestro poco seguro o blando, o que no consigue mantener la disciplina, intentarán tomarle el pelo y se burlarán de él. Por el contrario, serán de lo más formales ante un jefe o maestro seguro de sí mismo y firme. Puede sorprender esta doble personalidad, esta diferencia de comportamiento, pero es consecuencia de la importancia que para él tiene el grupo. Puede incluso sentir admiración hacia los maestros que se muestran enérgicos, saben mucho, destacan en el deporte, o son capaces de llevar la clase con autoridad y sentido del humor a la vez.