25 de abril de 2024

Consejos para incentivar la amistad de los chicos en la escuela

En la escuela empiezan las primeras interrelaciones del niño con personas exteriores al entorno familiar. Es importante saber cómo fomentar la amistad en clase para que los pequeños sean más felices en esta etapa de su vida.

El valor de la amistad es incalculable, es una relación que comienza con los familiares y se traslada a la escuela. Una vez allí tu hijo o hija aprende nuevas actividades que lo impulsan a tratar con otros niños y probar lo que supone tener amigos. Para saber cómo fomentar la amistad en clase, se requiere del apoyo de padres y maestros para aprender a socializar sanamente.

¿Qué es la amistad?

Amistad viene del vocablo latino amicus (amigo) derivado de la palabra amare (amar). Es una relación de afecto y compañerismo entre dos o más individuos. Es la dependencia más común entre los seres humanos. La amistad, también, es un sentimiento recíproco basado en confianza, amor, respeto y consuelo. Además, es una de las uniones más especiales que existen. Esta comienza en la infancia y se desarrolla más en el colegio al interactuar con personas que no conoce. En este sentido, si tu hijo logra forjar amistades eso le ayudará a tener una vida social sana en etapas posteriores de su vida. Por otro lado, lo ayuda a seer una persona segura y con buena autoestima. Y, además, lo prepara para saber escuchar.

Las amistades entre niños de edad escolar nacen, crecen y se fortalecen a medida que el niño pasa de una etapa a otra:

  • Entre los 3 y los 4 años

A esta edad les gusta jugar en pequeños grupos y aprenden reglas sociales. Juegan en pares aunque cada uno esté absorto en su actividad particular. Básicamente, es un juego individual con la cercanía de otro niño, hasta que aprende a intervenir. Cuando se deja llevar y rompe las barreras del egocentrismo.

  • De los 4 a los 6 años

Expresan sus gustos y eligen un solo amigo para jugar, aunque no sepa si tienen algo en común. Por lo general, no establecen una amistad sólida, de modo que no extrañarán a ese amigo si dejan de verlo.

  • A los 7 – 8 años

Comienza a compartir juegos deportivos, a pensar de manera lógica y abstracta. Respeta las reglas de juego porque aprende a razonar. A los 8 años encuentra su primer mejor amigo, puede ser uno o varios. Comienza a estrechar lazos y aparecen los conflictos que deben aprender a manejar. A esta edad es consciente del significado de la amistad y de compartir.

La amistad en la escuela

La convivencia escolar impulsa a tu hijo a construir amistades duraderas. Los maestros pueden marcar la pauta al respecto y ayudar a los niños y padres a participar en:

  1. Actividades para desarrollar habilidades recreativas y sociales para que intercambien experiencias, gustos y preferencias.
  2. Reuniones para que los padres se conozcan y animen a los niños a ser amistosos.
  3. Talleres docentes sobre interrelación entre alumnos.
  4. Lecturas y escritura por medio de canciones, cuentos, narraciones que inciten a la amistad.

Aprender a hacer amigos es una experiencia nueva para los niños, y por eso necesitan guía para tener éxito. A través de sus amistades tu hijo amplía sus horizontes, ve el mundo desde otra perspectiva. Se dará cuenta que hay otras personas con los mismos intereses y habilidades que él o ella y también que difiere de otros niños. La amistad surge por los juegos y esa interacción promueve el correcto proceso psicosocial y moral. Los enseña a comunicarse, cooperar, resolver problemas, conocer y controlar las emociones, respetarse y negociar.

El niño solitario tendrá dificultades emocionales, mientras que si es amistoso tendrá una mejor actitud hacia la escuela y su entorno general. La amistad lo dota de las competencias necesarias para enfrentarse a la vida a medida que crece.

En conclusión: que los padres y maestros sepan cómo fomentar la amistad en clase es fundamental. El niño o niña tiene que aprender a desarrollarse como un ser social y establecer una relación entre iguales. La amistad le enseña inclusión, compañerismo, solidaridad y sinceridad. Lo ayuda a crecer, a mostrar empatía y construir para sí mismo y para otros un entorno pacífico y alegre.