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Cómo hacer para combinar el trabajo y la maternidad

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Encontrar la manera de combinar el trabajo y la maternidad es a veces una tarea difícil y que les cambia la vida a los recientes papás, pero más que nada, a las que acaban de convertirse en mamás.

Nunca una frase fue tan cierta como la que expresa : “Tener un hijo te cambia la vida”. La llegada de un bebé modifica casi en un 100% la estructura y dinámica familiar. La nueva realidad cambia por completo el orden de prioridades. A partir de ese momento nos damos cuenta que no existe nada más importante que nuestro recién nacido.

Además de las cuestiones del postparto o puerperio, a las mujeres nos invade una infinidad de sentimientos encontrados, dudas, culpas y angustias. Para las que antes trabajaban y llevaban una vida laboral activa y plena, ahora, poder encontrar el tiempo y la forma de volver a hacerlo nos asusta, nos inquieta y perturba.

No interesa el puesto, profesión o actividad que llevemos adelante. Lo importante es que el trabajo que desarrollamos es una parte importante de nuestras vidas. Además de que despliega nuestras habilidades y obtenemos una ganancia y reconocimiento. Pero suele pasar que, cuando nace nuestro bebé, aparecen muchas contradicciones como:

  • Quedarnos en casa y dedicarnos full time a la misma y al recién nacido o seguir avanzando y haciendo carrera en nuestro puesto laboral.
  • Puede suceder que no tengamos opción y debamos volver a trabajar, aunque no tengamos nada de ganas.
  • También que deseemos regresar al mundo laboral porque estamos agobiadas de estar en nuestra casa.

En cualquiera de estos casos, siempre aparecen las complicaciones cuando pretendemos ser “exitosas” en los dos lugares. Eso resulta algo bastante difícil si no contamos ayuda y cierta planificación por anticipado. Además, hay que comprender que es imposible satisfacer ni dejar contento a todo el mundo (al hijo, jefe, empleados, marido, amiga, etc). Por otra parte hay que tener en cuenta y aceptar que, por más organizadas que seamos, a veces nada resulta como esperábamos.

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Aprender a confiar en una misma. Aun cuando sientas que ser mamá te sensibiliza y ablanda por completo, también te fortalece. Hay que estar preparada: no todos van a entendernos en nuestro trabajo. Lo más probable es que a la mayoría no le importe que hayas dormido 3 horas o que tengas que irte temprano. Entonces, hay que entrenarse para que nos resbalen las “caras largas” del jefe o la jefa y algunos pares, aprender a convivir con esa incomprensión externa. Si al primer comentario negativo volvemos llorando, ellos ganan y una cae en el lugar de víctima. Es importante conocer nuestros derechos, confiar en una misma, atreverse a exigir o negociar algún que otro beneficio, perseverar y resistir. Es de esta manera como se logran los grandes cambios.

A veces, tendemos a la desesperación cuando nos damos cuenta de que las cosas se salen de control y nada ocurre tal como lo habíamos pensado. Pero colapsar y culparnos no sirve, sino que es mejor parar la pelota y pensar que estamos haciendo lo correcto. También puede ayudar mucho no creer ni escuchar tanto esos relatos de “supermujeres”, aparentemente maravillosas, que siempre lucen espléndidas, nunca se muestran cansadas, trabajan y además se ocupan de las tareas de la casa y de los hijos y que, todo les sale a la perfección. Nada más alejado de la realidad. La mujer que cuenta esta historia, miente. Nadie es perfecto y, cada casa es un planeta. Habría que vivir en ese hogar para realmente corroborar semejante perfección femenina.

Planificar. Si bien es cierto que los proyectos nunca se cumplen al pie de la letra, también sostienen el presente. Por eso, pensá cuántos meses te vas a tomar de licencia, cuáles serán los horarios imprescindibles para ocuparte de tu bebé y cuáles para tus tareas laborales. Quizá después nada de eso ocurra como planeaste, pero tener esa organización te ayuda, porque te da la sensación de que la vida no se te escapa de las manos.

Permitirse los errores. Tenemos que entender que no somos perfectas, esa es una idea narcisista muy actual, pero que no nos conviene seguir. Podemos ser mujeres mucho más relajadas si aceptamos que seremos madres con fallas. La crianza de un hijo es una tarea artesanal que tiene recetas muy amplias y, si seguimos al pie de la letra alguna, a veces el resultado “idealizado” no aparece nunca. Aprendamos a aceptar la imperfección, a amigarnos con el “no puedo”, a equivocarnos.

Contar con una red de contención. Cualquiera que sea nuestra situación laboral (empleada, dueña de un emprendimiento o freelance), es imprescindible que tengamos un sistema de respaldo. En ese sentido,  padres, suegros, hermanos, cuñadas, primas, padrinos, amigas o una persona de confianza, serán de gran ayuda. Actuarán como un back up donde podamos encontrar apoyo y delegar. A veces, es sólo para que busquen al chiquito en el jardín maternal porque no llegamos; otras, para que nos escuchen llorando porque hace días que no dormimos. Si no aprendemos a pedir ayuda y habilitamos una crianza colaborativa como existía en tiempos ancestrales y una red de contención, transitar la maternidad se hace muy cuesta arriba y, lo que es peor, triste y solitaria.

Armar alianzas con la pareja. Es innegable que todavía las tareas “maternales” y del hogar siguen recayendo más sobre las mujeres. Desde ocuparse de llenar la heladera hasta organizar la logística de la agenda de nuestros hijos – y ni hablar si alguno se enferma, en general, somos nosotras las que faltamos a trabajar. Por eso, es clave invitar y darles espacio a nuestras parejas para que se involucren más en el cuidado de sus hijos y en las tareas de la casa. Pero, y esto es clave, dejemos que ellos lo hagan a su manera. Evitemos las críticas o el clásico “así no se hace, dejame a mí”. Aprendamos a corrernos para que ellos ocupen más lugar.

Maternidad-y-Trabajo-

Cómo organizarse según el tipo de trabajo

Corporativa. En vez de pensar que no vas a poder o decidir antes de parir los meses que te vas a tomar de licencia conviene informarse. Existen el home office y el soft landing (regreso escalonado hasta que el bebé cumple un año). Algunas compañías ofrecen que te tomes más meses de licencia en vez de retirarte una hora antes por la lactancia durante un año o, incluso, cuentan con lactario o licencia adicional de tres meses en modo part time. Y en muchas hay guarderías o te pagan parte del importe mensual que vos abonás en la de tu hijo. Por otro lado, si en tu empresa no cuentan con beneficios, muchas veces pueden negociarse directamente con un superior, si es que la relación es cordial.

Emprendedora. Delegar en alguien de confianza te dará tranquilidad y evitará que te desesperes por las cosas de las que no podés ocuparte durante el posparto. En el caso de que tengas un/a socio/a, el tema se puede charlar antes de que nazca tu hijo porque esa persona puede cubrirte y ser tu back up. Esto es mejor plantearlo de antemano para evitar roces con la sumatoria de tareas. Al regreso, lo mejor es que te organices una agenda de trabajo porque ya no estarás disponible siempre. Tendrás que pautar bien cuáles serán tus horarios laborales y cuáles los que estarás abocada al cuidado de tu hijo. Lo bueno de esto es que si no podés cumplirlos, no es algo inflexible, pero a vos te dará una pauta de organización.

Freelance. Un buen método para lograr que el trabajo en tu casa sea exitoso es, en primer lugar, que establezcas a rajatabla que en cierta franja horaria vas a trabajar. En segundo lugar, que tengas claro que algunas tareas son negociables, es decir, si podés, las hacés, y si no, no. Y en último lugar, así como respetás el tiempo que le dedicás solo al trabajo, también intentá respetar el que pasás con tu bebé. Que sea un momento 100% para ustedes dos. Eso sí, antes de tomar la decisión de renunciar a tu trabajo en relación de dependencia, hacé las cuentas y tené claro que perderás algunos beneficios – sueldo fijo, aguinaldo, obra social, vacaciones pagas – .

Jefa. Para lograr la hermandad entre trabajo y maternidad no hay soluciones totales, sino evoluciones posibles y acompañamientos. Por eso, si vos sos líder de alguna compañía o tenés un equipo a cargo, animate a llevar adelante políticas mommy friendly, a dar el ejemplo con tus empleadas. De a poco, muchas empresas están dando pasos importantes en este sentido y revisando sus políticas orientadas a la maternidad. Las compañías y sus directivos se dan cuenta de que si no lo hacen, pierden profesionales valiosas cuando estas deciden ser madres. Para muchas compañías, el hecho de generar más beneficios para las recientes madres y flexibilizar sus horarios y formas de trabajo es la única manera de conservar en sus filas el talento femenino.