24 de abril de 2024

¿Cómo se comportan los niños a los 2 años?

Egocentrismo, explorar sus límites, timidez… son algunas de las conductas típicas de los niños de 2 años.

Tu hijo ha cumplido 2 años. Su desarrollo mental es cada vez más complejo. Ya sabe que es un ser independiente. Entiende muy bien lo que le decís, pero no siempre es fácil razonar con él, porque su visión del mundo es todavía muy simple e incompleta. Es la etapa de la frustración, la terquedad y las broncas desconsoladas. Onviamente, no queda otra que armarse de paciencia, y…mucha.

En esta etapa, el niño está en plena construcción de su yo y de su autonomía. Quiere saber hasta dónde llegan los límites. Por eso se opone a lo que le ordenamos o intenta hacer lo contrario. Le encanta el desafío. Ha entrado por completo y sin escalas en la etapa del “no”. Es bueno que el niño descubra por sí mismo esa autonomía, pero no puedes permitir que el pequeño se salga con la suya. Cuando nuestro hijo nos desafíe, hay que intentar desviar su atención –a esta edad su capacidad de concentración es corta-, pero debe quedarle muy claro que la última palabra la tenemos nosotros.

Su curiosidad se ha multiplicado exponencialmente. Necesita explorar todo lo que le rodea para conocer mejor su entorno: no deja de comparar, probar, manipular… Pero no tiene conciencia del peligro. Por eso, en esta etapa debemos extremar la vigilancia y adoptar todas las medidas necesarias para garantizar su seguridad. A los 2 años, ya sabe que es una persona independiente, pero todavía no tiene capacidad para ponerse en el lugar del otro. Eso lo lleva a ser muy posesivo, absorbente y egoísta. Considera natural lo que recibe y no alcanza a valorar el esfuerzo de los demás. Por eso casi nunca da las gracias de forma espontánea. En esta etapa de afirmación del yo, el niño quiere convertirse a toda costa en el centro der atención de las personas que le rodean. Por eso, cuando estamos conversando con otras personas, suele estar interrumpiendo constantemente y usa cualquier clase de excusa sin sentido : que le atemos los cordones de sus zapatillas, que miremos cómo baila, que le leamos un libro en “ese” momento nada “oportuno”, claro está. Por un lado, quiere ser el protagonista y, además, quiere expresar su descontento por tener que compartirnos.

El niño aprende por imitación y repetición. Ahora que tiene más capacidad de memoria, cuando algo le gusta (una película, un cuento, un juego…) lo recuerda y quiere volver a disfrutar de ello una y otra vez. Y, aunque el chiquito sea muy conversador, cuando le preguntamos cómo lo pasó en la casa de sus abuelos, tíos o de un amiguito, suele permanecer callado. No lo hace para llevarnos la contra o porque no quiera complacernos. La realidad es que necesita que le formulemos una pregunta mucho más concreta. Sus capacidades lingüísticas todavía son limitadas, y se siente perdido.

Puede que nuestro pequeño/a hijo sea extrovertido y hablador y busque a menudo llamar la atención de las personas más próximas. Pero, en cuanto está ante un desconocido, se oculta detrás de nosotros y no abre la boca. Está en la edad en la cual comienza a aflorar la timidez, un sentimiento nuevo para él. Lo importante es pode respetarle ese silencio y no obligarlo a dar besos al “desconocido”. Hay que darle espacio, un poco de tiempo y actuar con naturalidad.