30 de abril de 2024

¿Qué hago si mi hijo es muy introvertido?

La vergüenza a hablar en público es una de las manifestaciones del llamado miedo escénico. Cualquier persona puede padecerlo; en el caso de niños y jóvenes, superarlo oportunamente garantizará su óptimo desarrollo personal. En el caso de los niños tímidos o introvertidos, una de las grandes preguntas que se hacen los padres es qué hacer para que pierda la vergüenza de hablar en público. Cualquier persona puede experimentar este tipo de temores, pero hay soluciones efectivas a esta situación.

Hay varias situaciones en las que un niño, en el transcurso de su crecimiento, tendrá que hablar al público. Por ejemplo, en alguna exposición escolar, actividad profesional o en actos de diversa índole. Lo primero a tomar en cuenta antes de cualquier planteamiento del problema es la edad. No es lo mismo tratar esta dificultad en la infancia que en la pubertad. Si se presenta en un niño pequeño, se trataría de una conducta normal, considerando que se enfrenta al mundo social por primera vez. Hay que darse cuenta cuándo la conducta evasiva representa realmente un problema. Se recomienda observar si es una manifestación de extrema timidez, un miedo subyacente o si hay una causa más seria detrás de eso. Si se trata de simple vergüenza debida a la inseguridad, ciertos tips y/o consejos consejos podrían ayudar. Si hay un motivo más complejo, lo mejor es buscar ayuda profesional. Debe recordarse que, en cualquier problema psicológico, leve o grave, la autoconfianza es crucial para superarlo.

¿Qué hago si mi hijo es muy introvertido?

  • Estimularlo tempranamente: Hay niños que, desde pequeños, interactúan mucho con familiares y amigos; suelen pertenecer a familias extrovertidas y lúdicas. Al crecer, no ven hablar en público como algo amenazante o novedoso, sino como algo natural.
  • Brindarle apoyo y ayuda: Dejarlo solo en su inseguridad  lo hará más vulnerable y podría volverse incapaz de avanzar. Uno de los roles de los padres es, justamente, ser compañía y apoyo en su crecimiento. Eso implica estar presente e interactuar en los momentos difíciles y que exista un buen grado de comunicación en la familia.
  • No ridiculizarlo o retarlo:  un nene/a o joven que recibe retos o es ridiculizado reforzará la conducta negativa y no buscará cambiarla. No es conveniente hacerlo sentir diferente; por el contrario, lo mejor es convencerle de que a cualquier persona puede pasarle lo mismo y se puede superar.
  • No obligarlo ni apurarlo: Si se le obliga al niño, el hecho que le atemoriza se llenará de más atributos negativos, lo que impedirá su crecimiento. Asdemás, no hay que esperar que el cambio sea repentino, sino que todo proceso lleva su tiempo.
  • Llenar el hecho de valor: la actuación en público no tiene valor per se, sino que forma parte de objetivos, proyectos y gustos. Hay que hacer divertida y placentera la actividad, llenarla de contenidos positivos y de valor.Si el niño es pequeño, un refuerzo positivo como un premio, la valoración o los elogios le enseñará que actuar o hablar en público es algo bueno. También, es un gran refuerzo que la exposición pública les haga sentirse adultos.
  • No sobrevalorar el hecho: En ocasiones, el niño tiene un pensamiento muy negativo, producto de la sobrevaloración que hace de una actividad; todo esto le genera angustia. Hay que ayudarle a que le quite un poco de importancia y que sepa que no le va la vida en ello y que saldrá ileso. Igualmente, se puede intentar canalizar ese miedo hacia una energía creativa.
  • Hacerlo parte de la solución: El mismo niño debe darse cuenta del problema, porque reconocerlo es tener medio camino recorrido. El pequeño tiene que percatarse de que la turbación que le produce la exposición pública carece de justificación racional. De esa forma, será más posible que tome acciones para evitarlo.
  • Usar líderes o ídolos como modelo: Los niños y jóvenes tienen ídolos o líderes a los cuales profesan gran admiración. Una buena estrategia es usar a estas referencias para que los pequeños se sientan seguros.
  • Realizar pruebas /ensayos:  ensayar la actividad en todos sus detalles, varias veces. Así, se sentirá más seguro la próxima vez que afronte ese reto.

¿Cuándo es necesario contar con ayuda profesional?

Si los consejos y medidas anteriormente mencionadas no son suficientes ni logran efectividad alguna, es posible que exista una razón oculta de fondo. En ese caso, es hora de acudir al profesional y que el pequeño/a lleve adelante una teraía psicológica. De esta forma, contaremos con un diagnóstico claro, el abordaje será personalizado y se podrá realizar un adecuado tratamiento.