18 de abril de 2024

¿Qué es la fimosis y cómo se trata?

Aunque es un problema bastante común en los bebés, aún se conoce muy poco sobre la fimosis. En torno al 80% de los niños menores de seis meses padecen fimosis, un estrechamiento del extremo o abertura del prepucio, que impide su retracción y la exposición del glande; sin embargo, se puede resolver sin ayuda alrededor de los 2 o 3 años de edad.
Hay dos tipos de fimosis: 
  • -La fimosis fisiológica, es aquella que puede considerarse normal, no produce molestias, salvo en casos extremos, y suele desaparecer espontáneamente.
  • -La fimosis congénita o patológica, la que no desaparece con la edad, puede ocasionar otros problemas y suele necesitar cirugía o tratamiento.

Para confirmar que el pequeño padece fimosis, los padres deberán observar si pueden bajar la piel del prepucio durante la higiene diaria o, para estar seguros, acudir al pediatra, que será quien confirme el diagnóstico de fimosis. Sin embargo, hay que esperar a que el niño sea más grandecito para comprobar si es la situación común que tienen todos los bebés y que acabará desapareciendo. Aunque hay medidas higiénicas que se pueden llevar a cabo en casa, no conviene realizarlas antes de los dos años, como puede ser la retracción o deslizamiento del prepucio hacia atrás de forma suave y sin forzar, ya que un movimiento brusco puede producir heridas en el pequeño, que al cicatrizar cierren aún más el prepucio.

fimosis en bebés copy

Hasta hace unos años, si el problema no desaparecía era necesario acudir a la cirugía mediante procesos como la circuncisión o la prepucioplastia. Mientras que la primera consiste en quitar la parte necesaria de la piel del prepucio, quedando parte del glande o entero al descubierto, la segunda sólo requiere una pequeña incisión transversal al anillo del prepucio; sin embargo, actualmente ya no es necesario acudir a estas técnicas y ver a nuestro pequeño pasar por el quirófano, gracias a la aparición de un tratamiento basado en la aplicación de una crema de corticoides y cuya eficacia ronda el 100%. 

Consecuencias de la fimosis

Impide la correcta higiene del glande, lo que provoca la acumulación de una secreción fisiológica denominada esmegma, originando infecciones locales dolorosas y con frecuente presencia de pus. En algunos casos, la fimosis puede llegar a dificultar la micción o hacerla muy incómoda, llegando incluso a entorpecer la salida de orina o reteniendo un poco de ella  provocando infecciones en las vías urinarias. Además, la fimosis puede provocar, en el futuro, problemas en las relaciones sexuales, debido a la sensibilidad del glande.