20 de abril de 2024

Maneras de comunicarnos con nuestros hijos

La comunicación con nuestros hijos debe formar parte de nuestro día a día. En algún momento surgirán diferencias de opinión o de criterios, y es allí cuando se deben utilizar las herramientas comunicativas para mantener un diálogo asertivo.  Mantener una comunicación constante con los hijos es fundamental para conservar los lazos de unión familiar. Existen varios niveles de comunicación y cada uno tiene sus beneficios.

La comunicación no consiste solo en hablar o repetir advertencias a nuestros hijos. También es una forma de intercambiar puntos de vista y, dependiendo del asunto que se trate, puede llegar a servir como canal de unión entre los interlocutores. No es de extrañar la aparición de conflictos entre los miembros de la familia. Estos son parte de las relaciones interpersonales. Pero lo importante es aprender a intermediar para evitar que los conflictos formen parte de la rutina familiar.

Los conflictos no resueltos asertivamente pueden devenir en fuertes discusiones, la mayoría de estas,  con una carga emocional sin control. Esto promueve el choque de los egos con consecuencias devastadoras. Es muy importante cultivar las buenas relaciones familiares. La manera más idónea es fortaleciendo los canales de comunicación con nuestros hijos y pareja. Como papás, debemos esforzarnos en transmitir una actitud calmada y respetuosa al tratar con otros miembros de la familia. Ya que la convivencia suele traer consigo discusiones que, en la mayoría de los casos, se deben a malos entendidos.

 Niveles de comunicación

Para hacer uso de los recursos y herramientas que nos brinda la buena comunicación debemos conocer y entender los diversos niveles de la misma. Además, al momento de alcanzar el nivel más profundo podrás compartir valores, sentimientos y aquellos aspectos íntimos que no solemos conversar con cualquier persona.

La comunicación profunda suele requerir ciertas habilidades para alcanzar su máxima expresión. Entre ellas podemos destacar:

  • Saber escuchar
  • Saber identificar nuestros sentimientos y necesidades
  • Tener empatía
  • Autoconocimiento
  • Saber y entender las necesidades del otro

No obstante, la comunicación con nuestros hijos se puede dar en 5 niveles de profundidad cada uno con sus respectivos beneficios para la sana relación familiar e interpersonal.

  • Hablar de cosas superficiales: este nivel suele tratar temas triviales como el desempeño de tu hijo en un juego de beisbol,  los deberes escolares o lo que comerán en la cena. No involucra información relevante que precise de un análisis o interpretación profunda de parte de los interlocutores.
  • Hablar de otras personas: se refiere a la comunicación con nuestros hijos sobre personas de su entorno, bien sea de sus amigos, compañeros de escuela o vecinos. Es un nivel que trata conversaciones impersonales que sirven para ir conociéndose mejor al interpretar lo que dicen entre sí, involucrando a otras personas ajenas a la relación padres e hijos.
  • Hablar de nosotros: este tipo de conversación implica un grado mayor de conocimiento mutuo. Aquí nos acercamos de manera afectiva y expresamos algún tipo de experiencia vivida durante nuestra infancia o lo que nos pasó en el trabajo. Por su parte, nuestros hijos conversan sobre su deporte favorito o alguna actividad que les haya gustado hacer en el colegio. Durante esta comunicación con nuestros hijos se cimientan las bases para construir relaciones familiares de complicidad e intimidad. De esta manera se irá generando poco a poco la confianza que necesitan nuestros hijos para abrirse y compartir con nosotros sus sentimientos más profundos.

  • Hablar de los propios sentimientos: aquí las conversaciones adquieren rasgos más íntimos porque expresamos lo que sentimos en referencia a algún suceso. En esta etapa la comunicación con nuestros hijos se compone de confianza mutua y mayor unión. Ellos pueden expresar cómo se sienten respecto al trato que reciben de sus amigos. Y nosotros podemos comunicar lo preocupados o tristes que podemos estar por la enfermedad de algún miembro de la familia. Este nivel deja claro el grado de intimidad entre los miembros de la familia.
  • Hablar de sentimiento mutuos: este es el nivel más profundo al que podemos llegar para tener una comunicación con nuestros hijos. No se trata de otras personas o asuntos superfluos sino de aquello que sentimos el uno por el otro. A muchos padres les cuesta llegar a este grado de intimidad y vulnerabilidad, quizás por una conducta aprendida de sus propios progenitores. No obstante, mostrar nuestros sentimientos abiertamente ante nuestros hijos los motivará a actuar y como consecuencia abrirán sus corazones. Decirle a los hijos que los amamos ayuda a fortalecer la relación, construyendo fuertes lazos afectivos entre ambos. Así mismo, debemos expresar nuestra molestia, si fuera el caso, o cualquier otro sentimiento que permita generar una relación de confianza entre padres e hijos.