19 de abril de 2024

Los beneficios que tiene quedarse embarazada durante el invierno

Cuando planificar es una opción, quedarse embarazada en invierno es una alternativa con unas cuantas ventajas. Está claro que cada mujer vive su experiencia de manera diferente. Sin embargo, la balanza suele dar a favor en esta ecuación la mayoría de las veces. Pensando en la salud y el bienestar de la madre gestante y del bebé, lo mejor sería lograrlo en los últimos meses de invierno. De este modo, el último trimestre transcurriría en un clima agradable, sin llegar al calor extremo.

Durante la gestación, la temperatura interna de las mujeres aumenta. Si el calor ya de por sí genera incomodidad, pies hinchados, contracción de vasos sanguíneos para enfriar el cuerpo, entre otros mecanismos naturales, durante el embarazo estas molestias se multiplican. En el último trimestre de embarazo el cuerpo comienza a hincharse de arriba abajo. Es muy frecuente que ni siquiera los pies quepan en el calzado más informal. Si a esta situación se suma una atmósfera de temperaturas elevadas, el estrés puede ser una consecuencia clara. Este agotamiento que genera el calor puede producir en la embarazada ciertas hormonas como la prostaglandina y la oxitocina, que pueden provocar del parto. De hecho, los partos prematuros en pleno verano son demasiado frecuentes como para no cuidarse del calor excesivo.

Los beneficios que tiene quedarse embarazada durante el invierno

  • La posibilidad de disfrutar de la panza de principio a fin.
  • Disminución en retención de líquidos: esto genera cierta pesadez en las gestantes, lo que se acentúa en verano. En cambio, en un clima fresco, estos síntomas se reducen considerablemente.
  • Disminución de mareos: se sabe que el sistema cardiovascular se acelera durante el embarazo. El corazón aumenta el ritmo de bombeo de sangre, la cual, a su vez, aumenta su volumen hasta un 50 %. Estos cambios pueden provocar mareos, que se acrecientan en los días de mucho calor.
  • Mayor comodidad al moverse: las caminatas son muy necesarias durante el embarazo, ya que ayudan a reducir todos los síntomas propios de este estado. Si el clima es agradable y fresco, los ejercicios se realizan con menor riesgo y mayor comodidad.
  • Mejor descanso nocturno: el último trimestre de embarazo es famoso por lo difícil que se hace conciliar el sueño. Si a la pesadez, los calambres en las piernas y los mareos que puedan surgir, se suma el calor, el riesgo de estrés se acrecienta.
  • Mejor circulación, menos várices: al crecer el útero, la circulación se vuelve más lenta. La presión sobre las venas impide un adecuado flujo de ese exceso de sangre que surge en el cuerpo. Si a esto se suma la mala circulación provocada por un clima muy caluroso, es fácil que se generen varices.
  • Está comprobado que la salud se beneficia concibiendo al bebé en invierno y dando a luz en los días templados. Así, no está de más contemplar las ventajas de quedarse embarazada en invierno en un sentido puramente práctico.
  • La ropa ancha luce muy elegante con la barriga de la mamá: sin contar la insuperable comodidad de unos pantalones elásticos. También, será práctico encontrarse con todas aquellas prendas de verano tan queridas y volver a lucirlas con el niño o niña en brazos.
  • Un bebé que nace en verano correrá menos riesgos de contraer resfríos o cualquier enfermedad típica de la época invernal. Además, el sol del verano llegará al niño con abundancia de vitamina D, beneficiando sus músculos y huesos.