28 marzo, 2024

Las diferencias entre tener un varón o una mujer

Las diferencias entre tener un varón o una hija dependen de cada familia o pareja en particular. Pese a ello, es posible detectar y establecer algunas pautas generales, válidas para ambos casos. Hay padres que esperan determinado sexo. Si los padres son flexibles y abiertos al azar, o si son necios y cerrados, ese hijo va a ocupar un lugar como hijo no deseado y lo marcará para toda la vida.

Es una tradición que la hija representa el compañerismo y el cuidado, mientras que el varón es el continuador del apellido y, por eso, muchas parejas intentan tener un varón. Hasta los 3 años, ambos sexos, se sienten inclinados hacia la madre como fuente de vida, alimento y cuidado permanente.

Con el comienzo del jardín de infantes, la socialización y autonomía, la figura del padre se torna muy importante para las mujeres y los varones. Luego viene la etapa de atracción hacia el sexo opuesto que son normales y desaparecen en la pubertad. Es la etapa de “enamoramiento” del varón con la mamá y de la nena con su padre (complejo de Edipo y de Electra). Aquí es decisiva la intervención del padre para apartar su mirada del objeto de amor prohibido y poner los límites. La etapa de Latencia coincide con la escuela primaria hasta la pubertad.

Los chicos desplazan sus inquietudes hacia el estudio, los deportes, el arte, mientras que la sexualidad queda “oculta”. Es la época de celebrar de cumpleaños por separado y de apartarse del otro sexo.Despu és, cuando la “revolución hormonal” estalla, ambos sexos reclaman libertad pero les cuesta afrontar responsabilidades. Es la famosa “edad del pavo”, donde los varones muestran simultáneamente atracción y desprecio por las chicas, mientras que éstas se apartan de ellos por considerarlos infantiles.

diferencias entre tener varón o mujer

El desarrollo puberal de la mujer viene antes que el del hombre, al igual que el pico de crecimiento o estirón que ocurre en las mujeres hasta casi un año antes que en los chicos. Muchas madres se quejan de lo poco que colaboran sus maridos para el cuidado de la hija, mientras que consienten al hijo varón hasta en mínimos caprichos. Así, suele darse, que ambos padres intenten frenar la iniciación sexual de la hija, pero a la vez comenten entusiasmados “el levante” que tiene el nene con las chicas. Esto redunda en que los varones no sean conscientes de las precauciones en materia de anticoncepción y enfermedades de transmisión sexual; resultando ésta una etapa en que el padre debe acompañar al varón y la madre a su hija en el rol de mujer. Nunca es prudente exigirle al hijo varón que cuide a su hermana porque no está listo para asumir responsabilidades y los padres no deben delegarlas.

En casos de papás separados o divorciados, hasta aproximadamente los 12 años es preferible que los hijos (en especial las mujeres) convivan con su madre; posteriormente, se les puede plantear una opción. Un grave error en el que incurren algunas madres es ubicar a su hijo como el hombre de la casa, ya que desliga ese compromiso al padre, por debilidad, ausencia u otro motivo. Lo coloca al chico en un lugar equivocado porque en la familia es el hijo. Y, en el caso de los hijos únicos, en principio, parecen privilegiados, no compiten con otros por el amor de sus padres. Pero, tener hermanos es un alivio, ya sea en el exceso de amor o de obligaciones, porque permite compartir lo bueno y lo malo, aún de adultos. Además, crecer con pares enriquece y crea un amor que merece ser vivido.

En todos los casos, el amor, la contención y la capacidad de poner límites, son los elementos fundamentales.