Son varios los padres que cometen el grave error de sobreproteger en demasía a sus hijos. Con exceso de preocupación, piensan que a mayor cantidad de cuidados, mayor es el afecto que le dan. Ese exceso de atención les limita y dificulta el desarrollo de su personalidad, haciéndolos mas dependientes, inseguros, inestables e inmaduros emocionalmente.

Proteger demasiado a tus hijos en su infancia es igual a impedirles conocer el mundo con sus propios sentidos. Esto tiene repercusiones negativas en los niños, dado que la niñez es una etapa en la cual los seres humanos aprendemos muchas de las cosas más relevantes de la vida, tales como: superar la frustración, controlar la ira, diferenciar la rabia de la insatisfacción, relacionarse con iguales, distinguir la verdad de la mentira o en quién puede y no confiar.

Es cierto que los papás tienen tendencia a proteger a sus hijos, los ven pequeños indefensos, los abrazan cuando lloran, los atienden cuando están tristes y los cuidan de peligros, se preocupan ante una fiebre o enfermedad. Esto es normal, pero protegerlos y preocuparse en exceso, pendientes a cada momento de sus necesidades, si tienen hambre, complacerlos en todos sus caprichos, no dejarlos jugar por miedo a que se golpeen, no les permitirles estar descalzos para que no se ensucien, les dan la comida para asegurarse de su alimentación, los bañan, los visten porque “supuestamente” no saben hacerlo, o porque necesitan salir rápido al trabajo y, cuando llegan las obligaciones escolares, son los primeros en sentarse a hacerles las tareas o en estar al lado de ellos pendientes que no les quede nada inconcluso.

Estos son amores que asfixian y traen como consecuencia niños caprichosos, dependientes llenos de limites, no conocen las frustraciones, ni los contratiempos, no aprenden a valorizar, ni a ganarse los premios, crecen sin sentido de responsabilidad, con dificultad para la toma de decisiones y por supuesto no resuelven sus propios problemas, generalmente son niños y adolescentes y hasta adultos manejable por otros, con poca capacidad de liderazgo positivo.

Una cosa es bindarles ayuda, contención y cariño, darles las herramientas para que aprendan a resolver sus conflictos y, otra muy diferente es sobretegerlos hasta llegar a asfixiarlos.

Los padres sobreprotectores exigen a sus hijos menos de lo que corresponde a su edad, no los dejan asumir responsabilidades para que vayan adquiriendo independencia y autonomía y, hasta llegan a verlos como niños aunque hayan entrado a la universidad. Por eso nos encontramos, con jóvenes que no se adaptan al ambiente universitario, donde se requiere de actitudes independientes, autonomía en la toma decisiones y enfrentarse a situación difíciles que deben resolver de forma inmediata. También, se pueden observar chicos que asisten al colegio y que ya teniendo 10 años  son vestidos por sus papás para que no lleguen tarde al colegio, niños y adolescentes que nunca ordenan sus cosas porque mamá y/papá se encargan de hacerlo y, esperan a mama para hacer las tareas.

Estas consecuencias de dependencia e inseguridad son vivenciadas posteriormente, en la relación de pareja, donde se irrespeta el espacio de cada uno, se violenta la intimidad del otro : revisan carteras o maletines, son desconfiados, registran los celulares y, hasta de la ropa interior. Por otra parte, les limitan la posibilidad de continuar los estudios que esos chicos desean, les elijen las amistades (o se las prohíben), se posesiona uno del otro, con un sentido de pertenencia casi patológico, que atosiga la relación y en muchos casos la relación es tan asfixiante que ahoga y mata el amor.

De allí que es importante para el desarrollo integral, que los padres sean afectuosos, cariñoso y comunicativos, pero sin impedir que asuman responsabilidades, enseñarlos a ser autónomos que se involucren en las actividades de la casa, como apoyo como ayuda y como aprendizaje, que ellos aprendan a resolver situaciones sencillas en el hogar con sus compañeros y amigos también es aceptable que tengan en algunos momentos sentimientos de frustraciones, cuando no se le puede complacer en su exigencia sencillamente explicarle el porque, la disciplina con afectos, premios y limites es fundamental para el desarrollo armónico de su personalidad.