20 de abril de 2024

El segundo embarazo no es igual al primero

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Cuando estamos en la espera de nuestro segundo hijo/a, existen varios aspectos que marcan una diferencia con respecto al primer embarazo. para empezar, ya nos quitamos ese rótulo de ser “madres primerizas”. Haber pasado por la experiencia de estar embarazadas y de haber dado a luz nos da una gran tranquilidad y esto implica que vivamos cada etapa de la gestación de una manera muy diferente. Es probable que los miedos y dudas que teníamos en el primer embarazo, desaparezcan en embarazos posteriores. Sin embargo, si  se ha tenido una mala experiencia, posiblemente los recuerdos vuelvan y que surjan otra clase de dudas o temores. En este caso, igual contamos con la ventaja de que ya sabremos como actuar ante determinadas complicaciones.

El segundo embarazo, además, tiene sus particularidades.

La pancita “sale” antes. Esto se debe a que los músculos del abdomen están más distendidos y se adaptan más rápido al crecimiento del bebé. Mientras que en el primer embarazo, el vientre comienza a notarse abultado alrededor del cuarto o quinto mes, en el segundo se podrá notar a partir de las 12 semanas. Los movimientos fetales se notan antes que en el primer embarazo. Alrededor de las 14 semanas de gestación ya podrás sentir a tu bebé moviéndose.

El aumento de peso es menor pero el bebé pesa más. A pesar de que la mujer engorda menos en el segundo embarazo, esto no afecta al tamaño del bebé, sino todo lo contrario. Es frecuente que el segundo hijo tenga un peso mayor al nacer. Hay que tener en cuenta que el aumento de peso es algo para controlar, ya que tanto aumentar poco peso, como demasiado, puede ser perjudicial para el bebé.

Mayor cansancio. Es probable que en el segundo embarazo una se sienta con menos energía. Esto se debe a que la madre primeriza tiene más tiempo para descansar y relajarse. En cambio, a partir del segundo embarazo, los demás hijos demandan atención y tiempo y hace que la mujer no pueda descansar todo lo que quisiera. Por otro lado, algunos sintomas como las hemorroides pueden aparecer antes, al igual que las varices y los dolores de espalda. Esto se debe a que los ligamentos, articulaciones y los vasos sanguíneos ya han sufrido un estiramiento y dilatación en el primer embarazo, y en el segundo embarazo oponen menos resistencia al efecto de las hormonas.

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El parto se desencadena más rápido. Por lo general, en el segundo embarazo el parto es más corto, alrededor de 5 horas menos. Se dilata más rápido, se tienen menos complicaciones y se usa menos la analgesia y epidural. A partir del segundo embarazo, ya no hay fase de preparto en la que el cuello del útero se tiene que ablandar, acortar y centrar. Las estructuras internas de la madre ya se han distendido y son más flexibles. Esta fase ya se ha cumplido en el primer parto y este procesos servirá para todos los partos posteriores. Debido a que el útero y la vagina son más flexibles, la fase de expulsión es más breve y la episiotomía no suele ser necesaria. Como el trabajo de parto es menos duro, se pierde menos sangre y hay un menor riesgo de anemia posterior. La experiencia previa hace que la mujer colabore mejor con las instrucciones del obstetra y de la partera.

Menor depresión post-parto. Las mujeres que ya han sido madres con anterioridad padecen menos consecuencias psicológicas en el postparto.La experiencia ayuda a sentirse más segura de sí misma y a superar el bajón hormonal que se produce después del parto, de manera que es menos frecuente la depresión. El padre suele implicarse más en el cuidado del nuevo bebé al tener menos miedo que con el primero. Esto ayuda a disminuir la carga de trabajo y la ansiedad.

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La lactancia materna resulta más fácil. La experiencia hace que la mamá se adapte mejor a las necesidades del bebé y notará que sus pechos y sus pezones están más preparados. La bajada de la leche es más sencilla en el segundo embarazo y esto se debe a que la glándula mamaria recuerda a largo plazo los cambios hormonales del embarazo, preparándose para los siguientes embarazos.

Se retoman las relaciones sexuales con menos temor. Al igual que en el primer embarazo, es recomendable esperar alrededor de 6 semanas para que los tejidos se recuperen. Sin embargo, en algunas mujeres esto puede suceder antes. Es importante, continuar realizando los ejercicios de Kegel para fortalecer la zona del suelo pélvico y que el periné recupere su elasticidad.