Las escuelas y colegios son lugares propicios para que se de el bullying, que puede y suele pasar desapercibido tanto a los maestros como profesores y resto del personal directivo (o no) de estos establecimientos educativos. Los colegio tienen áreas “puntuales y específicas”: patios, servicios, vestuarios, comedores, el momento de  la salida, el transporte escolar, etc. Si bien puede continuar el acoso en presencia del profesor del aula de forma que subterfugia sin que este se dé cuenta de ello, porque una mirada o un escrito del acosador/a es suficiente para que ello intimide al acosado/a.

Conocer de estos aspectos en unos/as y otros/as nos ayudará en el proceso de detección precoz de conductas de bullying.

Los agresores o acosadores

Son físicamente más fuertes que sus pares, dominantes, impulsivos, no siguen reglas, poseen baja tolerancia a la frustración, son desafiantes ante la autoridad, gozan de buena autoestima. Tienen actitud positiva hacia la violencia y, esperan crear conflictos donde no los hay. NO empatizan con el dolor de la víctima, ni se arrepienten de sus actos. Como consecuencia de su conducta, adquieren un patrón para relacionarse con sus pares, consiguiendo sus objetivos con éxito, aumentando su status dentro del grupo que los refuerza. Al persistir, caen en otros desajustes sociales como vandalismo, mal rendimiento académico, etc.

La componente psicológica de la violencia que los/las acosadores/as ejercen es muy superior a la componente física. Esta última se suele ejercer para recordarle a la víctima las consecuencias que puede sufrir en caso de una posible sublevación ante el poder ejercido por el acosador. Son manipuladores y en algunos casos pueden hacer creer a los adultos que se relacionan bien con el grupo, como por ejemplo con los educadores, que ellos son las víctimas o al menos que sus actitudes surgen como respuesta a provocaciones previas.

Los acosados o víctimas

Existen distintos tipos de personas víctimas, y hay 2 prototipos en función de los mecanismos de respuestas que desarrollan los acosados ante las burlas y amenazas: víctimas pasivas o activas o provocativas:

  • La activa o provocativa:  suele exhibir sus rasgos característicos, combinando un modelo de ansiedad y de reacción agresiva, lo que es utilizado por el agresor para excusar su propia conducta. Suelen ser alumnos/as que tienen problemas de concentración y tienden a comportarse de forma irritante a su alrededor. Esta reacción a la violencia mucho menos frecuente, tiende a darse entre adolescentes más irritables y violentos, menos maduros y con mayores problemas para relacionarse con sus compañeros/as. De este modo ellos se convierten en potenciales acosadores en un futuro.
  • La víctima pasiva:  es la más común. Son sujetos inseguros, que se muestran poco y sufren calladamente el ataque de su agresor. Por lo general, estos escolares, más débiles y vulnerables, se sienten atemorizados y no responden con violencia. Son los estudiantes que ante el insulto rompen a llorar o ceden al chantaje del acosador, una situación que los convierte en personas ansiosas, temerosas y solitarias.

Si bien hay muchas variantes personales, la comunidad científica ha aceptado comúnmente una serie de características psicológicas, físicas y sociales para este colectivo.

Los alumnos son típicamente ansiosos, inseguros, cautelosos, sensibles, tranquilos y tímidos. Normalmente sufren de un nivel bajo de autoestima, a veces carecen de dones sociales y hasta de amigos/as y con frecuencia se encuentran socialmente aislados. Las víctimas tienden a tener una relación cercana con sus padres quienes a veces los sobreprotegen.La opinión que llegan a tener de sí mismos/as y de su situación suele ser muy negativa.

El sexo no suele ser determinante para los agresores a la hora de elegir a la víctima, siendo las víctimas menos fuertes físicamente, especialmente en el caso de los chicos. Rasgos como los anteojos, la obesidad, el color de la piel, la manera de hablar o gesticular, la forma y el color del pelo, etc. Las características sociales que definen a las víctimas sí que suelen ser decisivas para comprender su conducta.

  • Poca relación con el resto de los compañeros/as
  • Pocos amigos
  • Timidez en su relación con los profesores.
  • Escasa participación en actividades grupales
  • Pasan mucho tiempo en su casa
  • Excesiva protección paterna y materna, generando niños dependientes y apegados al hogar.
  • Estrecha relación con la madre.