19 de abril de 2024

La importancia de detectar y tratar la obesidad en los niños

Todas sentimos una gran ternura cuando vemos a esos bebés gorditos, cachetones, con piernas y pies rollizos. Los rollitos resultan tentadores para besuquear mil veces. Sin embargo, esa dulzura que causan los bebés y los niños chiquitos gorditos podría convertirse en preocupación para ellos y para sus padres a medida que ellos van creciendo.

Como muchas enfermedades, la obesidad implica enfrentar una cruda realidad que solamente podrá ser superada una vez que tanto los menores como sus allegados sean conscientes de cuán riesgosa es. Existen mitos en torno a este mal del siglo XXI (por la frecuencia en que hoy se observa y por el estilo de vida moderno) que conviene sean aclarados. Las señales que evidencian la obesidad en niños y adolescentes incluye el alza de peso sostenida y no acorde al crecimiento en estatura. Ocurre un cambio evidente en el  patrón  de crecimiento (curva de crecimiento) en los controles médicos de estos niños.

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La mayoría de los casos de obesidad son de origen multifactorial, influyen factores genéticos, metabólicos, endocrinológicos y ambientales. Sin embargo, frecuentemente los pacientes presentan un desbalance entre la ingesta de alimentos y el gasto energético o actividad física realizada. Claramente, influyen los estilos de vida familiares en cuanto a alimentación y realización de ejercicio,  el ejemplo de los padres es fundamental en el desarrollo de patrones de comportamiento en nuestros niños.

Tanto en niños como niñas existen distintos patrones de acumulo de grasa corporal , siendo los tipos más frecuentes : tipo androide más marcada en el segmento superior, se caracteriza por un excesivo acúmulo de grasa en la región abdominal, tipo ginoide, más marcada en el segmento inferior, el exceso de grasa subcutánea se sitúa en la zona glúteo-femoral, o de distribución homogénea, que se caracteriza por un exceso de grasa corporal, sin que ésta predomine en ninguna área anatómica concreta.

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El estirón puberal ocurre tanto en niños como en niñas, pero no siempre es suficiente para compensar un sobrepeso sostenido desde temprana edad, por lo que es muy importante controlar a tiempo cuando nuestros niños padecen de sobrepeso, para que se desarrollen física y emocionalmente de mejor manera.

La obesidad se asocia con mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemias,  enfermedades osteoarticulares, trastornos del sueño y trastornos del ánimo. Estos últimos 2 factores pueden influir directamente en forma negativa sobre el rendimiento académico de los adolescentes.

Los padres son el mejor ejemplo de conducta para sus hijos, por lo que es fundamental como familia instaurar hábitos de vida más saludable, como por ejemplo, aumentar el  consumo de frutas y verduras, disminuir el consumo de golosinas y comidas a deshora,  ajuste de las porciones según edad  y  realizar actividad física como parte de las rutinas diarias, a través del juego o como deporte. A toda edad es necesario  tener 4  tiempos de alimentación (desayuno, almuerzo, once y cena) y consumir diariamente 2 a 3 porciones de lácteos, 5 porciones al día entre  frutas y verduras , carnes y cereales. Al menos 1 a 2 veces por semana, legumbres, huevos, pescados o mariscos.